Porsche 911 Turbo (930) - 1974 / 1989

Modelo adaptado para la competición en la División II de Clásicos. Dado el estrecho paso de rueda, y altura del vehículo, no lo hacen para nada competitivo. Ello no quita que sea un auténtico deleite verlo rodar.

El coche real

En septiembre de 1974 el mundo se está recuperando lentamente de la primera crisis del petróleo y, quizá, no es el momento más oportuno para lanzar un coche de altas prestaciones, pero eso es precisamente lo que hizo Porsche: presentó en otoño de aquel año el más rápido de todos los 911 existentes hasta entones. Se trataba del 911 Turbo.

Frente a la ligereza y minimalismo del 911 del año anterior, el Turbo era un GT de lujo, con aire acondicionado, equipo de música con cuatro altavoces y, aún más importante, cumplía con la estricta normativa de emisiones en Estados Unidos. Con una configuración, ya habitual, de 2+2 asientos, este coche se convertía e un superdeportivo de uso diario.

Como su nombre indica, usaba la tecnología de la sobrealimentación por turbocompresor, derivada de la competición, lo que elevaba la potencia a 260 CV (con un motor de 3,3 litros) y permitía un tremendo empuje (quizá demasiado) cuando la aguja superaba las 3000 r.p.m.

Las características mecánicas y dinámicas del 930 (que es el código interno del 911 Turbo), ha supuesto que este coche haya servido de base para muchos versiones de competición de gran éxito.

Con cuatro velocidades, una aceleración de 6 segundos para alcanzar los 100 Km/h y una velocidad punta de 250 Km/h, sigue siendo una referencia en prestaciones para los coches deportivos de hoy en día.